El Despotismo del Imperio Otomano

 El Despotismo del Imperio Otomano

Al hablar sobre el Imperio Otomano se tiende a creer que el mandato de los sultanes se trataba de una monarquía despótica como las europeas. Bastante lejos de la realidad, siendo incluso los sultanes mas poderosos de la historia otomana tenían sus limitaciones a la hora de ejercer sus funciones. Parte de sus restricciones se debe a la burocracia, la sharía y las clases privilegiadas entre la administración civil y militar, de ahí a que en los momentos de decadencia. Sultanes como Selim III no pudiesen tomar ciertas medidas políticas y sociales durante su reinado, ocasionando su derrocamiento y posteriormente asesinato por sus intentos.



En sus escritos, Nicolas Maquiavelo y Montesquieu consideraban a los sultanes otomanos como modelos de déspotas orientales, teniendo a sus súbditos como esclavos subordinados a sus órdenes. Mucha imaginación tenía estos autores. Los sultanes otomanos debían aplicar las leyes de la Sharía, ajustándose al modelo de príncipe islámico que aceptaban las costumbres islámicas. No obstante, tenían el derecho a la iniciativa para crear nuevas leyes, en tanto no afectaran o confrontaran la sharía. Solo debían intervenir cuando la ley religiosa fuera ineficiente. El sultán, por lo tanto, estaba ligado aun poder ligado a sus funciones políticas. Aunque carecía de cualquier poder en el campo de la sharía (los encargados eran los muftíes), en última instancia su palabra era importante en todo tipo de juicio y en caso de necesidad para el Estado, tenia permitido romper el ayuno. 




Ya hablando en la práctica, el sultán no podía ejercer más allá de cierto grado de autocracia sin provocar un mecanismo de reacción por parte de agentes internos, necesitaba adaptarse continuamente a las circunstancias políticas que estaban a su alrededor. También hay que señalar la diferencia administrativa fundamental entre el Imperio Otomano y Europa. En esta ultima la nobleza regentaba los Estados y sus puestos podían pasar a sus descendientes, en cambio los otomanos, al menos en la teoría. Se utilizaba la meritocracia para la asignación de cargos en el aparato estatal. Era habitual que muchos cristianos se convirtieran al islam para ascender socialmente en vista de que poco iban a lograr en la sociedad estratificada de los cristianos y era dificultoso para los musulmanes adaptarse la sociedad europea al convertirse al cristianismo. La escuela en el Imperio Otomano era muy importante para los jóvenes si querían acceder a los altos puestos centrales, se requería de una muy buena educación y entre las mejores se hallaba la del palacio imperial donde mujeres y hombres acudían a la misma. Allí aprendían diversos artes como la danza, música, medicina, etc. y eran educados en el derecho, literatura o la ciencia. 



La tradición otomana permitía a todos, incluyendo al sultán, unirse aun gremio artesanal, aunque fuese de manera simbólica. Por ejemplo, Solimán el magnífico era orfebre. A final de cuentas, el Estado otomano no parece tan opresor como a menudo se describía. La administración estaba acondicionada al contexto de la época, teniendo la clase dirigente sus limitaciones. Habiendo una descentralización de los poderes y diversas restricciones. Las tradiciones locales, organizaciones e instituciones reducían las capacidades de maniobras del Estado y destacados sectores del poder y de funciones gubernamentales delegaban en comunidades y gremios organizados, en consecuencia, seguían sus propias leyes y costumbres, sin intervención del sultán. 



No solo eso, incluso los sipahi timariots se escapaban del mano del sultán, a pesar de que la posesión de la tierra es propiedad del sultán y las clases religiosas o militares más adelantes reducían las capacidades administrativas en favor de sus privilegios e intereses, siendo los sectores más conservadores que impedirían o detendrían los progresos de de los sultanes.

Fuentes:

«Breve Historia del Imperio Otomano» Eladi Romero e Iván Romero.

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