Las campañas de Nur al-Din dieron un nuevo empuje al islam desde la muerte de su padre. Su labor diplomática y propagandística había logrado un equilibrio de poder que ponía a salvo los territorios de siria de los infieles frany y romanos. Todo apuntaba que el centro de los enfrentamientos entre los cruzados y sarracenos se dirigía a Egipto, donde él una vez poderoso Califato Fatimí se sumía en una amarga decadencia y un gobierno débil ante la amenaza cruzada. En el Cairo, en diciembre de 1163, Shawar fue nombrado Gran Visir del califato. Una posición de prestigio envidiable que otorgaba una gran suma de riqueza para quien ostentara dicho título. Egipto era un nido de víboras, la suerte suya podía cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Anteriormente, le precedieron quince visires, de los cuales solo uno pudo salir con vida. Los demás fueron ahorcados, decapitados, apuñalados o crucificados. Ni con sus jugadas para eliminar al antiguo Gran Visir y a sus otros rivales, Shawar termino siendo derrocado por uno de sus lugartenientes.
Tan solo nueve meses duro su mandato, pese a su derrota político. Fue avisado a tiempo de los planes de su lugarteniente para huir a Sira, estando sano y salvo del peligro. Allí como huésped de Nur al-Din, se dedicó a buscar su apoyo para su causa y devolver el visirato a su persona. El sultán vacilaba en interferir en la trampa egipcia. Su mentalidad sunní veía como rivales a destruir en el campo de batalla a los chiitas. Y solo la osadía de Jerusalén le hacia cambiar de parecer. Amalarico de Jerusalén estaba decidido en conquistar Egipto por cualquier medio posible. El joven rey bajo la influencia de la maquinaria propagandística de Nur al-Din, dio a mostrar una faceta piadosa, sobrio y aficionado a las lecturas religiosas. Ciertamente suena similar a Nur al-Din, pero las apariencias engañan. No tenía el porte de majestad y la prudencia no era muy destacable en Amalarico. Tener relaciones en la corte le era complicado por su tartamudez. La sola idea de conquistar Egipto era una gran motivación para sí mismo. A la llegada del momento, Amalarico se dispuso a cruzar el Sinaí con sus fuerzas para el sitio de Bilbays, aprovechando la confusión reinante en Egipto. El pretexto era el retraso del tributo de 60 mil dinares, sirviendo como excusa para iniciar su primera campaña. Los sitiados les basto romper unos diques, en consecuencia, los cruzados iban siendo rodeados por el agua. Estaban en septiembre y el rio crecía en esa época del año. La primera experiencia fue un fracaso y revelo las verdaderas intenciones de Jerusalén con respecto a Egipto. Esta situación de por si era difícil para Nur al-Din. La mera suposición de la conquista del califato o una posible alianza con las riquezas que persisten allí destrozaría el equilibrio y volvería a Jerusalén la mayor potencia de la región. Shawar intentaba con elogios de buen agrado las ventajas de una expedición en Egipto y su buen amigo Shīrkūh era partidario de aquella incursión. Al final dio luz verde para la preparación de la expedición, poniendo al mando a su hombre de mayor confianza, Shīrkūh. Cualquiera que haya leído sobre Canción de Hielo y Fuego de GRR Martin podría darse cuenta del perfil y cualidades Shīrkūh, muy parecidas a Robert Baratheon. No tenia su estatura, pero si la misma afición por la bebida y cierto grado de obesidad. Estaba tuerto y su cara continuamente congestionada por los excesos de la comida y bebida. Se comporta como un loco cuando entra en colera, siendo capaz de matar a su adversario si perdía la cabeza. Pese a su mal genio, los soldados adoraban a ese que compartía sus bromas y vivencias del combate con el carisma que percibían de él. Anteriormente en Siria ya había conseguido renombre por el inmenso valor físico que aportaba en los numerosos combates que participo y es en Egipto donde tendría la prueba definitiva. La primera expedición sarracena fue inusualmente eficaz por la movilización que había planificado Shīrkūh, debiendo partir en abril de 1164. Fue un auténtico montaje, en tanto Nur al-Din se dedico a incursionar el norte de Palestina para atraer a los caballeros de Amalarico. Shīrkūh, acompañado de Shawar y dos mil jinetes, se dirige hacia el este, sigue el curso del Jordán por la orilla oriental a través de la futura Jordania y luego, al sur del mar Muerto, gira hacia el oeste, cruza el río y cabalga rápidamente hacia el Sinaí. Desde allí, sigue avanzando, alejándose del camino de la costa para que no lo localicen. El 24 de abril se apodera de Bilbays, puerta oriental de Egipto, y el 1 de mayo está acampado ante los muros de El Cairo. Tener en cuenta la dificultad logística que supuso el transcurso del viaje para marchar a Egipto, mientras los cruzados simplemente cruzaban la semidesértica región del Sinaí al tener frontera con el Califato.
Shīrkūh debía cruzar ese territorio con el riesgo de caer en una emboscada enemiga y recurrir al transporte de agua mediante camellos. El antiguo lugarteniente de Shawar, Dirgham por la sorpresa no pudo reaccionar a tiempo, siendo depuesto rápidamente y ejecutado. La campaña fue tan rápida como un relámpago y con apenas perdidas. Esto significo la devuelta al poder de Shawar, sin embargo, todo cambio en un abrir y cerrar de ojos cuando Shawar decidió olvidar las antiguas promesas a Nur al-Din y ordenar que se fuesen las tropas sarracenas. Obviamente Shīrkūh no aceptó tal petición por el enojo, avisando a Nur al-Din que permanecería en el Cairo. Shawar viendo aquello, recurrió a los cruzados por su desconfianza en el ejercito fatimí. Sin dudarlo un segundo, Amalarico se lanzó a la ofensiva en julio, atravesando el Sinaí, en consecuencia, Shīrkūh decidió retirarse inmediatamente a Bilbays con sus tropas. Desde allí empezó a rechazar todos los ataques cruzados semana tras semana, pero su situación se hacia cada vez mas desesperada. Todo ese problema repercutió en Nur al-Din, el cual proclamo la yihad a todos los emires musulmanes en sus dominios y reuniendo a su ejército para hacer que los frany descuidaran su frente en Egipto. Estaba decidido a tomar la poderosa fortaleza de Harim, cerca de Antioquia y esperaban los frany que permanecieron en Siria a la espera del combate. La derrota fue total, muriendo diez mil cruzados y todos sus jefes habían sido capturados. Nur al-Din tras la victoria envió aun mensajero a Bilbays con los trofeos de la batalla: «Vete ahora mismo a Bilbays, entra en la ciudad como puedas y dale estos trofeos a Shirkuh anunciándole que Dios nos ha concedido la victoria.
Los expondrá en las murallas y este espectáculo sembrará el terror entre los infieles». La moral subió como nunca por los acontecimientos en Harim para los sitiados y suceden nuevos encuentros entre los sarracenos y frany. La posición de Amalarico estaba en un estado de máxima delicadez por el vacío de poder tras la captura de Bohemundo III quien gobernaba Jerusalén en ausencia suya y era el sucesor del Principado de Antioquia. A finales de octubre de 1164, ambos contendientes llegan aun acuerdo y regresan a Jerusalén y Damasco respectivamente. Estos seis meses de campaña solo significaron una cosa, la victoria de Shawar al obtener el poder del Califato, traicionando a Shirkuh en el acto y utilizando a Amalarico para neutralizar al general kurdo. Es evidente que no quedaría indemne Shawar después de aquella traición. Tras dos años de consolidar su poder, le llegaron noticas del como se empeñaba Shirkuh en acosar a Nur al-Din para reiniciar las hostilidades en Egipto. El Sultán no deseaba romper el statu quo con Jerusalén, pero la nueva alianza que se consumo entre Jerusalén y Egipto le hicieron cambiar de idea. Se iniciaron los preparativos para la nueva campaña y se escogieron a los mejores elementos del ejército, estando Yusuf entre ellos. El Visir asustado, insistió a Amalarico para que acudiera a Egipto.
Ya en los primeros días de 1167 se inicio la carrera a Egipto entre ambos ejércitos, llegando casi al mismo tiempo el Rey franco y el general kurdo. En tanto las fuerzas egipcio-frany aguardaban a la espera de Shirkuh en el Cairo, este prefería imponer sus leyes para la batalla, rodeando la ciudad por el sur la ciudad para cruzar el Nilo por barcazas y marchar forzadamente al norte. Aquella jugada alarmo a los frany que esperaba que apareciera por el este, pero terminó al oeste del Cairo, cerca de las pirámides de Giza (más o menos como en Age of Empires II en la campaña de Saladino, solo que el general de los sarracenos es Shirkuh y no hay un arrepentimiento de los fatimíes). Allí se atrincheró Shirkuh y envió un mensajero a Shawar:
«El enemigo franco está a nuestro alcance —le escribe—,
aislado de sus bases. Unamos nuestras fuerzas y exterminémoslo. La ocasión es propicia,
quizá no vuelva a repetirse».
Evidentemente Shawar ignoró el mensaje y mato al mensajero en señal de favorecer a los frany. Después de una entrevista entre los frany y el Califa, se dedican a preparar un plan para cruzar el Nilo y diezmar al ejercito de Shirkuh. En vista de que un destacamento comandado por Amalarico se lanzaba en su persecución, tenía la intención de plantar cara a cara a los frany. Estaba lejos y aislado de sus bases y necesitaba poner en aquella posición al enemigo. Estando a una semana de marcha del Cairo, ordena a sus tropas detener el avance y les anuncia, con una arenga, que ha llegado el día de la victoria. Aunque el enfrentamiento se produciría el 18 de marzo de 1167, cerca de la localidad de El-Balbein, en la orilla oeste del Nilo. Las tropas de ambos ejércitos se encontraban en un estado de agotamiento por las marchas forzadas, pero aun así se lanzan a la batalla con la esperanza de destrozar al enemigo. Saladino se le confió el centro, teniendo ordenes de retroceder una vez la caballería frany estuviese cerca. Y así sucedió, Amalarico se dirigió con todas sus fuerzas al centro del ejercito sarraceno, sin prevenir de algún movimiento del contrario y persiguiendo a las tropas de Saladino. La estratagema había funcionado con esa huida fingida, dando oportunidad a la derecha e izquierda de rodear a los francos y bloquear las brechas de una posible retirada, ocasionando graves perdidas a los cruzados, pero pudo escapar Amalarico de la encerrona. Aquella derrota lo dejo con ganas de venganza e iba cumplirla después de regresar al Cairo y reunirse con el grueso de su ejército.
Lo que no esperaba es que Shirkuh astutamente
tomara Alejandría con una suma velocidad, no dio siquiera tiempo recuperarse
del golpe de El-Babein y se acogió de buena gana a los sirios por la actitud
anti franca de los ciudadanos alejandrinos. A este ritmo infernal debían seguir
Shawar y Amalarico, debían sitiar enseguida Alejandría. Al cabo de un mes los víveres
empezaban a escasear y todo parecía empeorar por el bloqueo marítimo de los
cruzados, pero de ningún modo Shirkuh se dejaría amedrentar por esa jugada y dejó
a su sobrino como comándate de la plaza. Con sus mejores jinetes logra cruzar
las líneas enemigas con dirección al Alto Egipto sin descanso alguno. Saladino aun
era joven en esos momentos, teniendo veintinueve años y resultaba pesado tener
como carga la defensa de Alejandría, la cual cada vez el bloqueo se hacia mas riguroso,
las epidemias empezaban a azolar la plaza y el bombardeo de las catapultas se hacía
incesante. Shirkuh tenía claro que la ausencia de Amalarico en Jerusalén es
peligrosa por la presencia de Nur al-Din en Siria, abriendo un nuevo frente en
el Sur en el Alto Egipto. Era una autentica sublevación que consiguió realizar con
numerosos campesinos que se unieron a sus armas. Una vez cerca del Cairo envía
una carta a Amalarico describiendo la situación precaria de ambos contendientes
y los intereses personales de Shawar. Se llegó a un acuerdo rápidamente, levantándose
el sitio de Alejandría y para agosto de 1167 ambos ejércitos vuelven a sus
respectivos reinos como hace tres años.
Fuente:
Las Cruzadas vistas por los árabes
– Amin Maalouf.
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