Sistema Timar

El Sistema Timar fue una de las instituciones más conocidas durante el Imperio Otomano, siendo una concesión de terreno dada por el Sultán a los destinatarios que se volverían propietarios temporales de dicho timar. Su importancia para la historia otomana es gigantesca, aportando ingresos fiscales al estado para el incremento de las arcas imperiales y la obtención de tropas de caballería, sin recurrir al reclutamiento masivo, lo cual reducía el gasto que habría para equipar aun ejercito completo para las campañas militares.


Origen:

Su origen pretomano se remonta al Imperio Bizantino, donde los emperadores designaban este tipo de feudo a los soldados. El termino griego para esta institución era pronoia (literalmente: «cuidado, atención»). «En esencia, timar y pronoia eran lo mismo: concesiones de tierra hechas por el soberano a un soldado; eran siempre revocables y el beneficiario nunca se convertía en propietario del terreno». También las inspiraciones para el sistema timar provenían del iqta de los selyucidas. En tiempos de Murad I cuando formo sus unidades regulares, a estos se les concedían como recompensa esta base económica.

 

Función:

Como anteriormente se afirmó, el sistema timar disminuía el gasto que suponía alimentar, entrenar y equipar unidades de caballería por el estado, siendo los timariot quienes debían asumir el coste de su mantenimiento propio, además de su montura, y dependiendo del valor del timar, podrían tener a su disposición a unos jebelus (soldados) que servían como escuderos. Ahorrar gastos, problemas y tiempos era fundamental para las arcas imperiales, lo que suponía que el timariot asumía todo el contratiempo de esta operación para las cuentas del sultán. Un timar era una aldea o conjunto de varios, su titular servía más como un guardián para el vigila miento del campesinado y la recaudación de los impuestos. Debía cuidar el mantenimiento apropiado de los cultivos e imponer la ley en el timar. Por otra parte, el timariotas quedaban agrupados en los sancaks o distritos, no solo eran administraciones territoriales, sino que también formaban parte de la organización de cuadros del ejército. «Sancak significaba bandera o estandarte, y así en tiempos de guerra, los timariotas se convertían en soldados de caballería regular que, agrupados en alay o regimientos, combatían bajo el mando de su respectivo gobernador provincial». El timar era una concesión del sultán, por lo tanto, no podría ser considerado un feudo en el sentido occidental, siguiendo las leyes del Corán y del propio Imperio Otomano. La tierra es propiedad del sultán, no podía ser heredado el timar y podía ser revocado en cualquier momento por el sultán en muchos casos. La asignación de los timares era un proceso complejo donde la burocracia otomana hacia su juego, llevando un sistema completo de registros que los escribas y tasadores administraban.

Tipos de concesiones:

 

Bayaceto I tenia un proyecto ambicioso para la extensión de un diseño de registro para los timares. Necesitaba terminar con las excepciones como los feudos hereditarios preotomanos, timariots cristianos, entre otras cosas.  Después de la enorme reasignación de timar, se definieron los tipos de asignaciones de propiedades:

Timar ingresos fiscales inferior a 20.000 akçes.

Zeamet ingresos fiscales entre 20.000 akçes a 100.000 akçes.

Hass ingresos fiscales superior a 100.000 akçes.

El cálculo se hacía a partir de su valor en un moneda-patrón de plata, los akçes.

Decadencia:

 


Pasaba el tiempo y las nuevas tecnologías se apoderaban de los campos de batalla, haciendo cada vez más inútiles a las tropas de caballería con el incremento de las armas de fuego y las nuevas tácticas de piqueros de los ejércitos europeos. En Mezö-Keresztes habían sido brutalmente aniquilados por las tropas austriacas, pese a aquello, seguirían siendo una fuerza de caballería relevante en el ejército otomano durante el resto del siglo XVII y puede verse con el incremento de sipahis a partir del reinado de Solimán el Magnifico. Una de las razones más importantes de la decadencia del sistema timar se debía a su poca durabilidad en las campañas. Los titulares debían abandonar la operación para regresar a sus timares para la recaudación de los impuestos y la cosecha de los cultivos. Un mal que entorpeció el avance otomano en Chipre y Creta durante su toma. Otra razón se debe al declive económico, la inflación iba aumentando mientras que los impuestos recaudados no crecían en la misma proporción. El estado termino por mostrar más interés en imponer sus tasas directamente, lo cual marginaba al timariot que servía de intermediario. La aparición de los debereyi o terratenientes en forma de çiftliks tampoco ayudo en su situación de deterioro. Estos deberiyi podía extorsionar mas a los campesinos, habiendo mas rentabilidad para el estado. A lo largo del siglo XVIII se mantuvo un poco este sistema como privilegio de las clases burocráticas, pudiendo obtener ingresos de la misma. No obstante, a medida que iban pereciendo los propietarios, las tierras eran devueltas al estado sin ninguna reasignación. Se habían vuelto simplemente carne de cañón para las nuevas tácticas que utilizaban la bayoneta y artillería ligera. Al final termino desapareciendo este sistema fiscal y militar. Aquella fuerza de choque una vez poder se volvió una tropa de caballería decadente, mal instruida y con un papel como mero auxiliar en la batalla. La infantería había retomado el protagonismo en detrimento de los caballos.

 

 Fuente: 

 «El Turco» Francisco Veiga.

 

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